La palabra ¨rescate¨ significa el precio pagado por un esclavo, quién es puesto
en libertad por la persona que lo compro.
Jesús dijo, ¨Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para
servir, y para dar su vida en rescate por muchos¨ (Marcos 10:45).
El apóstol Pablo escribió, ¨sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana
manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas
corruptibles como oro o plata, sino con la sangre de Cristo, como de un cordero
sin mancha y sin contaminación¨ (1 Pedro 1:18-19). Hebreos 9:12 nos dice esto es,
¨no por medio de la sangre de ovejas y terneros, pero por medio de Su propia
sangre, El entró en el lugar santo una vez por todas, habiendo obtenido la
redención eterna¨. En cada uno de estos versos la idea es ¨poner en libertad
pagando un precio¨.
El precio de la redención es la sangre de Jesús que hace posible para un Dios
justo, justificar a un pecador creyente en la base de una justicia satisfecha.
Esto es significativo en
la Biblia que
nosotros pertenecemos a Dios, pero nosotros caímos en la esclavitud por nuestra
propia rebelión, y como resultado del pecado nosotros debemos ser comprados
fuera de esa esclavitud. Nuestra esclavitud es la penalidad y el poder del
pecado. Nosotros fuimos forasteros de Dios y en esclavitud para pecar; por lo
tanto Dios en su gracia nos redimió a nosotros de esa esclavitud. Nosotros hemos
sido ¨justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en
Cristo Jesús¨ (Rom. 3:24).
Jesucristo nos redimió por el sacrificio de El Mismo en el calvario en nuestro
beneficio. La muerte de Cristo rompe el poder del pecado y cancela nuestra deuda
porque El pago esto por completo. El nos hace libres por el pago del precio del
rescate. Cristo nos compro en el mercado de los esclavos del pecado por Su
propia sangre (Gál. 3:13; 4:5). Nosotros somos Su única posesión y nosotros
nunca seremos puestos en venta en cualquier mercado de los esclavos otra vez.
La Biblia
no dice a quien el rescate fue pagado. Lo importante es notar que es el precio
extremo que fue pagado para poner al pecador en libertad. Nosotros fuimos
entregados por la muerte de Cristo en la cruz (Heb. 9:12).
Dios demanda que esta ofrenda indirecta es
hecha, por lo tanto el rescate es obviamente pagado por Dios, no por Satanás.
Cuando Jesús exclamó, ¨consumado es, ¨ El declaró que nuestra redención fue
pagada completamente.
Dios logró por la muerte de Cristo precisamente lo que nuestra salvación
requirió.
Nosotros merecíamos morir por el pecado (Rom. 6:23); Cristo murió por nosotros
(5:6,8). Nosotros estuvimos bajo la justa ira de Dios en virtud de nuestras
transgresiones, sin embargo Cristo cargo esa ira en nuestro lugar.
El apóstol Pablo enfatiza la verdad que nosotros fuimos peregrinos de Dios, pero
Cristo nos reconcilio por Dios.
La redención coloca el énfasis en la verdad que fuimos vendidos bajo pecado, y
Jesucristo compró nuestra libertad pagando el precio del pecado por completo.
Una definición significativa de esta palabra es la realidad que el creyente es
puesto en libertad del pecado y es libre para vivir una vida que agrada a Dios
en el poder del Espíritu Santo. Esto llega a ser el motivo más alto para la vida
del cristiano. ¨Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a
Dios en vuestro cuerpo¨ (1 Corintios 6:20).
Nuestra redención vendrá a su consumación en
la Segunda
Venida de Cristo (1 Cor. 15:49). En ese momento nuestra
redención será completada (Lucas 21:28; 2 Tesal. 2:8). Nosotros disfrutamos la ¨novedad
de la vida¨ ahora, y nosotros experimentaremos la liberación del creyente de la
presencia y el poder del pecado, y de este cuerpo de la esclavitud de la
corrupción en
la Venida de
Jesús (Rom. 8:23; 1 Cor. 1:30; Efes. 1:14; 4:30).
Isaac el hijo de Abrahan pregunto, ¨ ¿Dónde esta el cordero? (Gén. 22:7) y Juan
el Bautista lo contestó señalando a Jesús y declarando, ¨He aquí el cordero de
Dios, que quita el pecado del mundo¨ (Juan 1:29, 36). Hoy, en el cielo, el
Cordero que fue inmolado y los ángeles cantan, ¨Digno es el Cordero¨ (Apoc.
5:11-14).
¿Ha puesto usted su confianza en Jesucristo como su redentor quién lo rescato a
usted?