1 Tesalonicenses 4:16 Nuestra Esperanza de Resurrección
"Cristo en vosotros, la esperanza de la gloria."

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"Los muertos en Cristo resucitarán primero" (1 Tesalonicenses 4:16).

Nuestra Esperanza de Resurrección

"Los muertos en Cristo resucitarán primero" (1 Tesalonicenses 4:16).

La resurrección de Cristo nos da la seguridad de que nuestros seres queridos que han muerto en Cristo están seguros en Cristo, y ellos vivirán de nuevo. Ellos tendrán su propia identidad en su propio cuerpo resucitado. Su resurrección nos asegura que estos cuerpos enterrados en la tumba se levantarán de nuevo, no en corrupción, pero en un cuerpo incorruptible, perfecto, glorificado como el de Cristo resucitado (1 Cor. 15).

"Bienaventurados los muertos que mueren en el Señor", nos asegura nuestra unión vital con Cristo, incluso en la muerte. Cuando Cristo regrese, todos aquellos que creen en Él vendrán con Él. Ellos serán levantados en Su venida. Jesús es la "Resurrección y la Vida" y Él da Su vida a aquellos que creen en Él.

"El que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros " (Romanos 8:11). En la lógica de Pablo, la resurrección del creyente está ligada a la resurrección de Su Señor. Todo es suspendido en el gran hecho de nuestra unión vital "en Cristo".

"Si creemos que Jesús murió y resucitó, así también los que durmieron en Jesús traerá Dios con Él." Los "muertos en Cristo" escucharán la voz de la Resurrección y la Vida y vendrán vivos.

La resurrección de Jesucristo responde a la pregunta "¿Con qué cuerpo vienen?" Nosotros miramos el cuerpo resucitado de Jesús en las Escrituras, y vemos en Él un espejo de vida de nuestros propios cuerpos futuros resucitados.

Nosotros tendremos santidad y justicia perfectamente restaurada para nosotros en Cristo. El apóstol Juan declara, "cuando él se manifieste, seremos semejantes a Él" (1 Juan 3:2). Cristo volverá como Él subió. Nosotros recibiremos de nuevo nuestros cuerpos perfeccionados en Cristo. Nuestros cuerpos serán "formados como Su cuerpo glorioso." Esto elimina todas las imaginaciones vanas y tonterías arrogantes que el mundo propone sobre el cristianismo.

El cuerpo actual de la carne con sus limitaciones no puede heredar el reino de Dios. Sin embargo, nuestro estado transformado y glorificado heredará Su reino. Sólo el cuerpo glorificado es capaz de la vida eterna.

¿Cómo serán nuestros cuerpos resucitados glorificados? Serán como el Cristo resucitado, que comió, y bebió ante testigos que lo vieron a plena vista. Ellos tocaron el mismo cuerpo que había sido crucificado y vieron las cicatrices de Su pasión. Pero había también otra dimensión que estaba libre de las limitaciones de tiempo, espacio y materia. Estaba por encima de la ley de la gravedad y la materia. Nosotros, también, tendremos cuerpos glorificados especialmente preparados para habitar el cielo nuevo y la tierra nueva.

Nuestros nuevos cuerpos tendrán las mismas características vitales de nuestras personalidades únicas, pero ellos nunca jamás serán corrompidos de nuevo por los efectos del pecado y la Caída.

Sólo el cristianismo da la dignidad y validez al ser humano. "Como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial. " El apóstol Pablo comparó nuestros cuerpos físicos a una semilla que cae a la tierra y es enterrada y un día será levantada a la nueva vida después de Cristo que es el primer fruto (1 Cor. 15). “En Adán todos mueren... “pero "en Cristo todo será hecho vivo." ¿Por qué? Porque Jesús dijo, " Yo soy la Resurrección y la Vida. "

Para parafrasear a John Knox, si usted esta vivo en Cristo no hay necesidad de que usted tema a la muerte de la carne. La semilla que es plantada en primavera no es la semilla que será en el tiempo de cosecha, pero el apóstol Pablo nos dice que existe una identidad entre las dos semillas que es claramente identificable. La semilla de la cosecha llega a ser sólo en la muerte de la primera. Una gran mañana de resurrección este cuerpo viejo de muerte resucitará cuando Cristo lo llame a la vida.

Un día seremos vestidos con otro cuerpo, redimido de todo pecado e iniquidad, hecho como el cuerpo glorioso de nuestro Señor Jesucristo. Sólo entonces conoceremos nuestra completa, perfecta, gloriosa, redención en Cristo.

Los que fueron testigos de la muerte del primer mártir cristiano "Miraron firmes en Él y vieron su cara como había sido el rostro de un ángel." Que la gracia transformadora de Dios nos de ese tipo de relación con Él hasta la gran mañana de la resurrección.

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