"Cristo en vosotros, la esperanza de la gloria."
Estudios Biblicos Devocionales
Ama Cristo Indice
Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros" (Romanos 5:8).
Al teólogo Karl Barth le preguntaron cuál es la palabra más importante en la Biblia. El gran pensador respondió, "Hiper".
Usted podría haber pensado que él hubiera dicho, "amor", o ágape, pero no lo hizo. Eligió una preposición Griega utilizada en el Nuevo Testamento que significa "en nombre de," o "en lugar de" otro.
Esta es la palabra más importante porque significa que la muerte de Jesús fue en nuestro lugar y por nosotros. Él murió para que nosotros no tengamos que morir espiritualmente y estemos separados de Dios eternamente en el infierno.
¿Por qué es tan importante esta palabra, y por qué debemos recordarnos a nosotros mismos esta a menudo? Jesucristo murió por mí. Él murió en el "nombre de" o "en lugar de" el creyente. Los muchos pasajes donde esta preposición es utilizada declaran, "Usted no tiene un problema demasiado grande para que el poder de Cristo lo conquiste. . . Usted no tiene un pecado demasiado profundo para que la sangre expiatoria de Cristo lo limpie”. "Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos" (Romanos 5:6). En el versículo ocho, el apóstol Pablo escribe: " Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros" (Romanos 5:8). Es evidente que la muerte de Cristo fue un sustituto de la muerte, una muerte en lugar de otros como se indica en estos versos. Jesucristo murió "en nombre de" o "en el lugar de" el pecador. Él murió como nuestro sustituto. No cabe duda de que ese es el significado de estos versos. Esto ocurre cuatro veces en vv. 6-8. El que actúa en nombre de otro toma su lugar. Eso es exactamente lo que Jesús hizo por nosotros cuando murió en la cruz. De hecho, el apóstol Pablo a menudo utiliza la preposición hiper para expresar la verdad de que la muerte de Cristo era sustituta (1 Tim. 2:6, 1 Tes. 5:10; Gál. 2:20; 3:13; Tito 2:14; 2 Cor. 5:14-15, 1 Cor. 15:3; Rom. 14:15, 1 Cor. 8:11, 2 Cor. 5:15, 21; Rom. 8:32; Ef. 5:2, 25, y muchos más). Juan 11:50-52, 18:14, 10:11, 15; 15:13 se refiere a la muerte de salvación de Jesús como nuestro sustituto. Juan 11:50 dice, "ni pensáis que nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca" (Juan 11:50). "La muerte de alguien por otra persona sólo puede entenderse en el contexto de los conceptos de sacrificio del Antiguo Testamento" (TDNT). En 2 Corintios 5:21 el apóstol Pablo desarrolla el significado expiatorio de la muerte y la pasión de Jesús. "Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él" (2 Corintios 5:21). En Gálatas 3:13 él desarrolla el efecto liberador de la salvación como corresponde a la redención de un esclavo. La obra de salvación se identifica con el pago de un rescate que consiste en la muerte como un sacrificio de aceptación vicario. El precio del rescate es de carácter sustituto La Ley retumbante del Monte Sinaí fue como un trueno negro de una nube pendiendo sobre la cabeza del pecador. Ellos vivieron en el temor de la divina sentencia sobre ellos en cualquier momento. El apóstol Pablo nos dice que Dios tomó la iniciativa de salvarnos de la ira de Dios. Cristo vino y en la cruz tomó sobre sí mismo toda la condenación por el pecado que merecemos. Él cargó todo el castigo con el cual nosotros deberíamos de haber nacido. La Ley, declaró: "La paga del pecado es muerte". Dios en la gracia y el amor pago la deuda en su totalidad y declaró, "Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro" (Romanos 6:23). Cristo cargo con lo que nosotros deberíamos haber cargado, Él es nuestro sustituto. Cristo pagó el precio de nuestra redención. En la medida en que el precio debe de ser adecuado para la compra en cuestión indica una sustitución. El apóstol Pedro escribió, "Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como un cordero sin mancha y sin contaminación" (1 Pedro 1:18, 19). |
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