¿Qué logramos con  la resurrección de Jesucristo?

Porque Cristo resucitó de la muerte, todos aquellos quienes están unidos a él por fe están seguros de su resurrección y vida eterna más allá de la tumba. Antes que él muriera en la cruz, Jesús prometió a sus discípulos que él iba a preparar lugar para nosotros. “En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.” (Juan 14:2-3) Porque Jesús se levantó de la muerte así como él lo dijo, así lo hizo, sabemos que su promesa es verdadera para todo creyente. El ahora está preparando lugar para nosotros en el cielo para estar con su Padre.

Sabemos que esto es verdad  porque la resurrección prueba que Jesucristo es Dios. Su resurrección prueba que él es igual a Dios y que Dios lo levantó de la muerte al tercer día después que él murió. La resurrección  fue la manera en que Dios autenticó el derecho de la deidad de Jesús. La resurrección de Jesús es el sello del Padre en el derecho del Hijo.  “Jesús fue declarado Hijo de Dios con poder, por la resurrección de entre los muertos.” (Romanos 1:4) Jesús demostró el perfecto amor de Dios hacia nosotros al morir en la cruz y levantarse de nuevo. (Juan 3:14-16)

Además, la resurrección prueba que Dios ha justificado al pecador por la fe en Jesucristo.  “Jesús fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación.” (Romanos 4:25) Jesús dio su vida en rescate por nosotros.  El fue el único sin pecado quien murió por los pecadores.  Porque él se levantó de la muerte nosotros sabemos que Dios es verdadero y su divinidad salvará a los pecadores. La resurrección prueba que Jesús fue nuestro sustituto sin pecado quien hizo expiación por nuestros pecados y Dios nos ha justificado por la fe en Cristo.

La resurrección de Cristo también prueba que el creyente disfruta una unión vital con su Salvador (Gálatas 2:20). R. A. Torrey explica: “Cuando Jesús murió, el murió como mi representante, y yo morí en él; Cuando él resucitó, él resucitó como mi representante, y yo resucité en él; cuando él ascendió como mi representante  yo ascendí con él y hoy estoy sentado en Cristo con mi Padre Celestial. Miro a la cruz de Cristo, y sé que la expiación fue hecha por mis pecados; miro el sepulcro abierto y al Señor levantado y ascendido y yo sé que la expiación ha sido aceptada.  No hay restos de un simple pecado en mi, no importa cuantos o cuan grandes mis pecados hayan sido.” ( La Biblia y su Cristo, p. 108)

La resurrección de Jesucristo nos da una seguridad estable y una perfecta seguridad de la vida eterna (Juan 6:37-40, 44, 54-56; 10:18, 27-30) porque Cristo vive, nosotros también viviremos con él por toda la eternidad. Nosotros servimos a un Salvador viviente quien murió en nuestro lugar y se levantó de nuevo.

Porque Cristo se levantó de la muerte el Espíritu Santo ahora habita en el corazón de cada creyente (Juan 16:7-16) La resurrección nos asegura que tenemos una victoria supernatural sobre el pecado en nuestra vida diaria. Por nuestra unión con el Cristo viviente, él se dará a sí mismo para vivir su vida a través de nosotros. Nosotros tenemos un poder sobrenatural disponible para vivir la vida cristiana. “Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva” (Romanos 6:4) El Cristo viviente está disponible para nosotros por fe.  La Victoria en la vida cristiana está asegurada porque El se levantó de los muertos y nos dio el poder de la resurrección.

En su resurrección Jesucristo vive sentado a la diestra del Padre donde él intercede por ti y por mí en este momento. (Hebreos. 7:25; Romanos 8:34; I Juan 2:1)